Tiritar
entre brazos de yeso abierto
De
caminantes envilecidos de tanto producto soporífero
Y
anteojeras que auscultan los latidos de una empatía perdida.
Estilistas
nadadores dando brazadas sobre cielos ficticios
En un
flotar sobre los fondos de enunciados de barro
Con las
pupilas contraídas por el terror de vislumbrar
Que su
paraíso es artificio
Que el
brillo metálico es falas
Que los
bellos alicientes no atizan el fuego
Que el
sol no osa lamer
Nidos
vacíos.
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