Hoy hace 70 años, el 19 de abril de 1943 Albert Hofmann tuvo la osadía de tomar la primera dosis intencional de LSD en la historia de la humanidad. El buen doctor Hofmann había sintetizado el que sería el psicodélicos más popular del mundo desde 1938 en sus laboratorios de Suiza después de trabajar con el ergot, un hongo que se genera en el pan de centeno (y que se dice habría sido usado en los misterios griegos de Eleusis, bajo la tutela de Dionisio), buscando crear un estimulante circulatorio. Los accidentes son la materia prima de la creación y el 16 de abril de 1943 Hofmann ingirió accidentalmente un poco de LSD –”todo hombre derrama la sustancia que ama”, decía Robert Anton Wilson parafraseando a Oscar Wilde. Esta pequeña dosis fue suficiente para dar rienda a su imaginación y preparar el histórico primer viaje de dietilamida de ácido lisérgico.
El día que ahora felizmente conocemos como “el día de la bicicleta”, Hofmann decidió tomar 250 microgramos de LSD-25 (el umbral de la dosis son 20 microgramos: el LSD es una sustancia tremendamente potente en proporción a cantidad). Después de ingerir la ominosa sustancia, el Dr. Hofmann fue presa de un momento inicial de pánico –lo que se explica por la gran cantidad de ácido que consumió sin tener referencias, coqueteando con un mal viaje que al no apuntalarse permitió dar curso a la historia de la psicodelia…después de una examinación médica superficial Hofmann comprobó que estaba bien y decició explorar la sustancia. Le pidio a su asistente que lo llevara a casa, en bicicleta, porque no se podían usar vehículos motorizados por la guerra. En el viaje en bici, al entrar en contacto con la luz del sol y la naturaleza, ocurrió la primera epifanía psicodélica sunshine acid:
Poco a poco empecé a disfrutar una serie sin precedente de colores y formas jugando persistentemente detrás de mis ojos cerrados. Imágenes fantásticas surgían, alternándose, variando, abriendo y cerrándose en círculos, explotando en fuentes, reacomodándose e hibridizándose en un flujo constante.
El nacimiento del flujo de fractales característico del LSD en la pantalla de la mente. El primer hito en la conformación de un campo morfogenético psicodélico que influiría en la conciencia colectiva del planeta.
Tuve la sensación de que veía la tierra y la belleza de la naturaleza como era cuando fue creada. Fue una experiencia maravillosa. Un renacimiento, ver la naturaleza bajo una luz nueva…
Rápidamente después de descubrir la sustancia, Hofmann se dio cuenta de que podía ser usada para fines terapéuticos. Algo que fue probado con éxito en un inicio, famosamente cambiando la vida del actor inglés Cary Grant, entre otros. Más tarde llegaría Tim Leary y el LSD se volvería casi mainstream, se prohibiría y hasta sería usado por la CIA en programas de control mental como el MK-ULTRA. Pese a este destino, el LSD, que fuera detonante del movimiento hippie, cambió paradigmáticamente la conciencia del mundo –con paraísos e infiernos en la misma gota, pero haciéndonos ver que es la mente la que los hace así (“La mente es su propio lugar y en sí misma puede hacer un cielo del infierno y un infierno del cielo”, escribió Milton).
Hofmann creía que el LSD, su “hijo problema”, podía cumplir con la función de reconectar a la gente con la “naturaleza viva”, algo que se ha perdido en la modernidad y que es una herramienta evolutivamente útil. Murió a los 102 años de edad, con una lucidez que demostró que el LSD –tomado con conciencia– difícilmente se puede considerar como un peligro para la salud. El Dr. Hofmann quería que se volvieran a hacer experimentos científicos con el LSD y posiblemente permitir su uso terapéutico, incluso escribió antes de su muerte una carta a Steve Jobs, quien había declarado sobre la profunda influencia que tuvo en su vida tomar LSD, con el fin de que éste ayudara a reavivar el interés médico por los psicodélicos –pero Jobs nunca le contestó. En los últimos años, sin embargo, ha habido una incipiente apertura al estudio de los psicodélicos, como es el uso de la psilocibina (que también sintetizara en su laboratorio Hofmann por primera vez) para pacientes terminales y otros tratamientos (algunos de los cuales están detenidos justamente por el remanente prejuicio de que estas sustancias son mailgnas); se estudia también los posibles beneficios del LSD para el tratamiento de la cefalea en racimos. En el sitio de la organización MAPS, proponente de una serie de proyectos que buscan reactivar el estudio científico de los psicodélicos, se pueden consultar noticias sobre el uso médico del LSD.
Para los que gustan de celebrar efemérides –pocas más estimulantes– y conectarse con la gran memoria planetaria, tal vez hoy sea un buen día para andar en bicicleta y probar la luz de la primavera boreal, dejándose llevar por la naturaleza que en cada parte contiene todos los secretos del universo –tomando un poco de LSD o quizás sin tomarlo, sólo viviendo aquello de psicodélico que ya existe en nosotros como partes de la planilla de la conciencia colectiva.
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