Alegre diatriba acerca de la ilusión de los seres humanos egoístas cuyos límites están perfectamente demarcados por las líneas conformadas del conjunto de la conjunción de la carne de la piel y de los huesos o más brevemente la silueta o más metafóricamente la interioridad que desde una caverna con dos ventanitas espía el transcurrir del mundo exterior: ¡es ilusión ilusión! Somos una masa amorfa conformada por ese conjunto cuya complejidad se sintetiza en el término “humanidad” somos un gigante organismo interconectado por cables de alta tensión que no dan avisos a patadas cada vez que un asiático tiene indigestión por haber consumido peces milenarios que no dejan de nadar dentro del estomago universal que digiere los cantos de aquellos rebeldes que con ínfulas de burbuja desatada se interesan en flotar en las inmediaciones de la luna que tanto brilla sobre las cabezas idiotas que piensan que la soledad no existe cuando frente a nuestros ojos vemos
Cuerpos perfectamente estancos transcurriendo sus días con secretos y dolor en el pecho
Vestimenta confeccionada a medida de cuerpos que puede que ocupen el mismo espacio físico pero que sin embargo son meras clasificaciones en la inmensa variedad de constelaciones individuales
Cementerios plagados de lápidas que guardan perfecta distancia no sólo por motivos de hacer más rentable el negocio de nuestro último rentista sino por motivos más profundos que exceden en metros de complejidad lo inconmensurable de organismos que en el fondo de una fosa oscura entendieron la infinita soledad.
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